miércoles, 30 de marzo de 2011

Construyendo Grandes Relaciones III


“Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.”
                                                     Miqueas 6:8

Cuando yo empecé a salir con Laura, estaba nervioso y preocupado en como agradarle. Quería hacer y decir exactamente las cosas que la pondrían feliz y que la atrajeran a mí. ¡Su aprobación realmente me importaba! Ésta es una actitud normal de cualquier nueva relación. De la misma manera, si recién has entrado en una relación personal con Dios a través de Su Hijo, Jesús, seguramente estarás deseando saber cómo agradarle. El profeta Miqueas contiene una palabra clara de Dios sobre este asunto... y no es lo que la mayoría de nosotros quizás espera oír. En los versos que preceden a este, Miqueas hace preguntas retóricas a sus oyentes. "¿Con qué me presentaré a adorar al Señor, Dios de las alturas? ¿Me presentaré ante él con becerros de un año, para ofrecérselos en holocausto? ¿Se alegrará el Señor, si le ofrezco mil carneros o diez mil ríos de aceite? ¿O si le ofrezco a mi hijo mayor en pago de mi rebelión y mi pecado?" Buena noticia: ¡eso no es lo que Dios requiere! Él no pide complicados rituales religiosos, o extravagantes presentes materiales. En cambio Él pide aquello que es más difícil de dar: justicia, misericordia, amor y humildad. Él requiere que hagamos lo correcto, que seamos justos en nuestro trato con otras personas, que pongamos como nuestra primera preocupación la misericordia y el amor, y para esto necesitamos vivir humildemente en compañerismo con nuestro Dios.

Si existe alguna duda en tu mente acerca de cómo agradar Dios, solo basta con mirar a Jesús. Jesús siempre hizo lo que era correcto y justo - Él nunca estafó a nadie, o abusó de alguno. ¡Él hizo lo correcto - todo el tiempo! Su amor por nosotros lo motivó a actuar con bondad y misericordia... al punto que Él estuvo dispuesto a sacrificar Su propia vida para reconciliarnos con Dios. Él mostró un compañerismo humilde con Dios sometiendo su voluntad a Dios y obedeciéndolo en todo lo que le pidió que hiciera.

No puedo llegar a ser aceptable a Dios por mis propios esfuerzos - sólo la sangre de Jesús puede hacerlo - pero puedo hacerle sonreír cuando decido ser justo, cuando escojo que la bondad y el amor penetren mis relaciones, y cuando camino en dependencia humilde y obediencia a Él.

No hay comentarios: