miércoles, 2 de febrero de 2011

Construyendo Grandes Relaciones


"Y esto es lo que les mando: que se amen unos a otros, así como yo los amo a ustedes. Nadie muestra más amor que quien da la vida por sus amigos."

Juan 15:12-13 (BLS)



¿Has experimentado el derramamiento del amor sobre su vida? ¿Has experimentado alguna ocasión cuándo alguien te trató con una bondad exagerada? ¿Recibiste alguna vez un obsequio lleno de afecto, una propina demasiado generosa, un regalo demasiado caro? Ninguno de ésos momentos se acerca siquiera a las fronteras del lugar donde el amor de Dios nos puede llevar. Sin embargo, en estos versos Jesús deja claro que esa clase de amor es el que Él desea para nosotros. Él quiere que amemos como Él ama.



De hecho, Jesús nos ordena que amemos. No es una sugerencia amable; es el deseo de Su corazón para nosotros. ¿Pero cómo podríamos amar como Jesús ama? Por supuesto que desde nuestra naturaleza pecadora y egoísta, es imposible, es por eso que debemos entender que para poder amar como Jesús es imprescindible tenerlo en nuestro corazón, en nuestro propio ser. Teniendo como base esta verdad, lo segundo que debemos hacer es aprender mirando Su ejemplo. Si queremos aprender a amar, empecemos viendo e imitando la manera en que Él nos ha amado. Él dio Su vida. ¿Quieres aprender a amar a otros? Piensa cada día cómo te amó Jesús. Nuestro amor por otros fluirá de la presencia de Cristo en nuestras vidas y de la convicción de sabernos amados.



La mayor y más grande lección de la vida de Cristo se encuentra en Su muerte. Simplemente por un momento, acércate a la cruz donde Jesús entregó su vida en favor de sus amigos. El escritor Max Lucado nos guía allí. Lee varias veces este párrafo. "Quédese en el monte Calvario. Frote un dedo en el madero y apriete un clavo en su mano. Guste el sabor del vinagre y sienta la herida de una espina en su frente. Toque la superficie del barro, húmedo con la sangre del hijo de Dios. Deje que las herramientas de tortura le cuenten su historia, escuche mientras ellas le cuentan lo que Dios hizo para ganar su corazón" (de El Escogió los Clavos, Word Publishing, 2000).



¡Oh, cómo Él me ama! El amor de Dios excede todo otro amor. Él no tiene necesidades para sí mismo; de hecho, Su amor no está condicionado a que cumplamos con alguna necesidad suya. Él no tiene ningún lugar vacío. Él es amor. Nosotros tenemos la necesidad humana de amar y ser amados. Dios sólo ama.



Aun cuando nosotros no podemos amar exactamente como Dios nos ama, podemos amar como Él nos ha amado. Mira el monte Calvario. Nosotros podemos dar sacrificialmente. Podemos invertir nuestras vidas en otros por la causa de Jesús. Podemos amar, no basados en lo qué otros pueden darnos, sino en lo que Jesús ya nos ha dado. Ése es el corazón del evangelio. Jesús ama a un mundo perdido y agonizante y ahora yo vivo para hacer lo mismo. "¡Llévame a la cruz, amado Jesús" es donde yo aprendo a amar a la manera de Dios!



¿Cómo has sido amado por Jesús? ¿Hay alguien que necesita que lo ames cómo Jesús te amo a vos? Pídele a Dios que te muestre alguien hoy que necesita el amor de Cristo… entonces ofréceselo, así como Él lo hace.

Simplemente llámela La Gracia



Por Max Lucado.

Pasaje clave: Juan 4:39. Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en El por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho.

Estamos hablando de una mujer que sí tendría una buena lis¬ta.

Numero uno: discriminación. Es samaritana, odiada por los judíos.

Numero dos: prejuicio por su sexo. Es mujer, despre¬ciada por los hombres.

Número tres: está divorciada, y no una ni dos veces. Como sale la cuenta? Cuatro? Cinco? Cinco matrimo¬nios fracasados. Y ahora se acuesta con un tipo que no le pondrá un anillo en el dedo.

Cuando hago toda esta cuenta me imagino a una mujer sentada en el taburete de un bar, a punto de volverse loca. Voz ronca, aliento a tabaco y un vestido escotado arriba y cor¬to abajo. Ciertamente no es lo más fino de Samaria. Nunca se le ocurriría a usted ponerla a cargo de la clase bíblica para damas.

Por eso lo que Jesús hace nos parece tan sorprendente.

No solo la encarga de esa clase, sino de evangelizar toda la ciudad. Antes de que acabe el día toda la ciudad ha oído hablar de un hombre que afirma ser Dios. //Me dijo todo lo que he hecho// (Jn.4:39), les dice, sin expresar lo obvio: =y me amo a pesar de todo=.

Un poco de lluvia puede cambiar el tallo de una flor. Un poco de amor puede cambiar una vida.

Quien sabe cuándo fue la última vez que a esta mujer se le había confiado alguna res¬ponsabilidad y //mucho menos las mejores noticias de la histo¬ria//

Escuche esto: No es que a usted le hayan rociado de perdón. No es que le hayan salpicado de gracia. No es que le hayan cubierto del polvo de la bondad, es que le han dado un baño de todo ello. Está sumergido en la misericordia. //Deje que esto le cambie//

Acaso el amor de Dios no hace por usted lo mismo que hizo por la mujer samaritana? El se la encontró llena de basura y la dejo llena de gracia.

Extracto del libro 3:16 Los Números de la Esperanza