sábado, 2 de febrero de 2013

La torre de Babel VS. La iglesia de Cristo.



31Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.
Hechos 9.31
4Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.
Génesis 11.4
Uno de los mayores desafíos que enfrentamos al llegar a los pies de Cristo y formar parte de la familia de Dios, es el de sumarnos a la construcción de la iglesia del Señor. Jesús dijo: “yo edificaré mi iglesia”. El dueño de la iglesia, por supuesto como ya sabemos, es Cristo mismo, y él edifica su iglesia a través de las personas que la componen.
Digo que esto es un desafío ya que la mayoría de las personas después de haber pasado por las primeras etapas del desarrollo de su madurez espiritual, y cuando comienzan a querer servir al Señor llevando a cabo alguna tarea dentro de la iglesia, se van a enfrentar a la tentación de construir su propio edificio o colaborar con lo que el Señor ya está haciendo a través de todos los demás.
Yo llamo a esta forma de pensamiento; “La torre de Babel” por varias razones, pero principalmente porque ésta forma de trabajar trae confusión a la iglesia, Babel significa eso, confusión.  La confusión viene, porque lo que se hace parecería ser bueno y hasta efectivo, pero no contribuye a la edificación general de la iglesia, sino que beneficia a una o un grupo personas. El problema no es la tarea en sí, sino el propósito por el cual se está desarrollando dicha tarea. Aquí deberíamos preguntarnos ¿qué se está construyendo? y ¿para quién?
Cuál fue el problema con la torre de Babel. Si todos estaban más unidos que nunca, hablaban todos un mismo idioma, estaban todos de acuerdo en lo que querían hacer  y estaban determinados a hacerlo. Simplemente el problema fue que ellos edificaban para sí mismos, no lo estaban haciendo por mandato o instrucciones de Dios como en otras oportunidades.
Cuando vamos a “servir” al Señor, no debiéramos hacerlo por iniciativa propia, ni para nosotros mismos. Este es el problema con el evangelio humanista que está atentando contra nuestras iglesias como estrategia de Satanás; donde la realización personal y la satisfacción son la meta del servicio cristiano. Uno no tiene que servir para sentirse útil o bien, uno tiene que servir para contribuir con su vida, dones y ministerio a la obra que ya está en construcción, debemos sumarnos a los demás para seguir avanzando en la edificación de la iglesia del Señor.
No hay varios edificios, existe un solo y único edificio que Cristo está edificando en el cual todos nos sumamos para contribuir. El Apóstol Pablo lo dice bien claro:
9Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. 10Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica.
1 Corintios 3.9-10
Aquí encontramos al apóstol Pablo poniendo el fundamento, a otro que edifica y a cada uno sobreedificando, todos trabajando para un mismo propósito y edificio. La iglesia no tiene varios propósitos según ministerios y personas la compongan, sino complementarios los unos de los otros para un solo propósito.
Esto lo vemos en dos pasajes en donde Pablo le escribe a los Efesios.
15sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 16de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
Efesios 4.15-16
19Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, 20edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, 21en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; 22en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.
Efesios 2.19-22
En estos pasajes es bien claro el diseño de cómo Dios quiere que SU iglesia funcione. Todo lo demás por bueno y productivo que parezca será “Babel”.
En cuanto a la iglesia local, es lo mismo, la iglesia local tiene una sola visión y un solo propósito, la idea no es que cada uno haga lo que le parece que tiene que hacer, sino que se sume a lo que ya se está haciendo para contribuir en una sola edificación.
Tengamos cuidado de no estar haciendo lo que a nosotros nos parece, ya que el Señor de vez en cuando desciende para ver qué estamos edificando, no sea que nos encuentre construyendo para nuestros propios propósitos y traiga confusión y división sobre nosotros.
5Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. 6Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. 7Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. 8Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.
Genesis 11.5-8
Jesús mismo, de una manera sencilla y terminante dejo bien en claro su posición en cuanto a este tema.
23El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.
Lucas 11.23
Que cuando el Señor descienda nos encuentre trabajando unidos, hablando un mismo lenguaje, haciendo una misma cosa y con la determinación de terminar la obra, pero no para nosotros mismos sino para la gloria de su nombre.