miércoles, 14 de agosto de 2013

Cinco razones por las cuales nos necesitamos unos a otros.



¡Juntos tenemos mejor compañerismo! La Biblia enseña que fuimos formados para disfrutar del compañerismo, ¡y es obvio que solo, no se puede tener compañerismo! Por lo menos se necesitan dos personas. Al mismo tiempo, tampoco se puede tener compañerismo con una multitud. El verdadero compañerismo tiene lugar en un grupo pequeño de personas. Es por eso que Jesús tuvo un grupo pequeño de doce discípulos. Él modeló el compañerismo. Marcos 3:14 dice:  “Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar”. Antes de enviarlos a predicar, los estableció para que estuviesen con él… eso es compañerismo.
¡Juntos crecemos mejor! Igual que la mano no puede crecer si está separada del cuerpo, uno no puede crecer espiritualmente si está apartado del compañerismo con los demás creyentes. La Biblia dice que juntos formamos el Cuerpo de Cristo. Como tal, cada miembro del cuerpo es importante y necesario para que el cuerpo funcione de acuerdo a como Dios lo diseñó.
¡Juntos servimos mejor! Pablo instó a los creyentes en la iglesia de Filipo: “Llénenme de alegría teniendo un mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento” (Filipenses 2:2). Servir juntos a Dios, en lugar de hacerlo solos, tiene muchos beneficios: unos a otros nos compensamos las debilidades, somos más eficientes, multiplicamos nuestra eficiencia, podemos derrotar problemas mayores y nos podemos apoyar mutuamente cuando estamos cansados o desanimados.
¡Juntos adoramos mejor! Adorar juntos aumenta nuestro gozo, amplía nuestra perspectiva, ayuda a otros a creer y garantiza la presencia de Dios en medio nuestro. Jesús dijo: “Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20). Aunque es cierto que Dios siempre está con nosotros, hay un sentido único y poderoso de su presencia que solo se puede disfrutar y experimentar en comunidad con los demás creyentes.
Adorar con otros creyentes nos ayuda a ver más allá de nosotros mismos y de nuestros problemas. A una persona recién convertida, se le preguntó acerca de la importancia de perseverar en el congregar y adorar juntos. Ella contó su primera experiencia al asistir a los cultos de la iglesia: “Las canciones no me gustaron para nada, dijo, las consideré poemas de quinta categoría con música de sexta categoría. Pero a medida que seguí yendo, reconocí la gran importancia de todo esto...  y progresivamente mi vanidad comenzó a descascararse. Reconocí que, mientras un santo anciano con botas de goma, sentado en el banco a mi lado, cantaba con mucha devoción las canciones de sexta categoría, yo no era digno siquiera de calzar esas botas. Adorar juntos nos saca de nuestra vanidad solitaria”.
¡Juntos alcanzamos mejor! La Biblia dice: “Pase lo que pase, compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo… sabré que siguen firmes en un mismo propósito, luchando unánimes por la fe del evangelio” (Filipenses 1:27). Dios espera que nosotros nos hagamos compañeros de otros para llevar las Buenas Nuevas a los demás.
Una manera práctica en que podemos hacer esto es invitando a las personas de nuestra comunidad a participar de nuestros grupos. Muchas personas, que tal vez tengan dudas en cuanto a venir de visita a un culto de la iglesia, quizás aceptarían una invitación a un grupo estudio bíblico mas informal que funciona en una casa. No te pierdas esta oportunidad perfecta para alcanzar a los vecinos, amigos y compañeros de trabajo.