jueves, 6 de junio de 2013

Oraciones que causan terremotos…


"… 3Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. 4Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos. 5Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto"
Apocalipsis 8:3-5


Una esposa que era convertida, vivía con su marido que era enemigo del Evangelio, por el cual estuvo orando durante un año, cada día, sin ver respuesta a su oración. Después de este tiempo pensó que no era la voluntad del Señor la conversión de su esposo e iba a dejarlo, cuando Dios le inspiró la idea de perseverar 6 meses más. Así lo hizo y el mismo día que se cumplían los 6 meses, vino su esposo del trabajo bastante preocupado. La mujer lo observo pero no dijo nada.
Al día siguiente pudo darse cuenta de que la aflicción continuaba y, por fin, ella se atrevió a preguntarle qué le sucedía, y él le explicó:
* Hacia las doce de ayer (la ora en que ella acostumbraba a presentar su oración a Dios) vino a mi mente un texto de la Biblia que me impresionó profundamente. “Todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios”. Sentí un gran temor, un escalofrío que corría todo mi cuerpo, porque me dije: ¿Si esto es verdad, qué será de mí? Desde entonces, no he podido estar tranquilo.
Su esposa le animó a orar y aunque al principio parecía que no podía hallar la paz, se levantaron con lágrimas de arrepentimiento y de gozo por la salvación encontrada.

l. Las oraciones de los santos.
El altar para quemar incienso simbolizaba la oración de cada día, y anticipaba el papel de Cristo como nuestro intercesor. Se usaba un incensario lleno de brasas encendidas en el templo para la adoración. El incienso se echaba sobre las brasas y el humo fragante subía, simbolizando la oración de los creyentes que asciende hasta Dios (véase Éxodo 30.7–9).
Este misterio se revela en Apocalipsis donde en el capítulo 5 versículo 8 afirma que el incienso son las “oraciones de los santos”. Una vez que uno acepta a Cristo en su corazón es declarado “santo” y sus oraciones comienzan a llenar una copa.

II. Llenado el incensario.
Llega un momento en el cielo, en el tiempo de Dios que él dispone en su voluntad derramar la copa del incienso como respuesta a las oraciones. Pero no fue sino hasta que la copa se llenó, por supuesto con un poco de ayuda de Señor, que ordenó que se le añadiera incienso a las oraciones de los santos, como resultado, dice el versículo 4 que de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos.
Cuando nuestras oraciones llegan como el humo del incienso a la presencia de Dios, entonces viene la respuesta, la intervención divina de una forma sobrenatural y poderosa.
La copa se tiene que llenar de plegarias, oraciones, clamor, intercesión por otros, etc.
¿Cómo llenamos la copa? Éxodo 30.7-8 dice: 7Y Aarón quemará incienso aromático sobre él; cada mañana cuando aliste las lámparas lo quemará. 8Y cuando Aarón encienda las lámparas al anochecer, quemará el incienso; rito perpetuo delante de Jehová por vuestras generaciones.
Pablo les recomienda a los Efesios en el capítulo 6 versículo 18: orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos…
En primera 1 Tesalonicenses 5:17 Pablo sigue recomendando lo esencial para tener una vida plena: 17Orad sin cesar.
Otra historia que demuestra que esto es real se encuentra en Hechos 12:4, donde el resultado de las oraciones de los santos, cuando llenaron la copa del incienso, fue que Pablo fue liberado de la cárcel de una manera sobrenatural.

III. Oraciones que causan terremotos.
5Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto.
Literalmente podemos decir que Dios arrojo nuestras oraciones a la tierra como respuesta y las cosas comenzaron a suceder. En este tiempo necesitamos más que nunca multiplicar nuestras oraciones, hay que llenar la copa, el incensario tiene que estar completo, cada mañana, cada noche, perpetuamente, siempre, sin cesar tenemos que orar para que sucedan las cosas que Dios quiere hacer a través de nosotros y no haya impedimento.
Jesús dijo en Juan 15:7: 7 "Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho." También dijo:" Pedid y se os dará…" El salmo 2.8 dice: "8Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra"
Este es el tiempo en que las cosas tienen que suceder, nuestras oraciones tienen que causar terremotos.
Que tiene de peculiar un terremoto, que después que pasa las cosas no quedan igual, la tierra se abre, las cosas se rompen, nada queda en su lugar, todo cambia, la vida no vuelve a ser la misma. Quizás algunas cosas en tu vida, en tu familia, en la iglesia o en nuestra sociedad, necesitan un terremoto que cambie todo, que mueva algunas cosas de lugar, que rompa las cadenas que nos atan, etc.
La única manera de remover algunas cosas es con un terremoto santo que viene como consecuencia de nuestras oraciones.
Hechos 16:25-26: 25 "Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. 26Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron"
Hechos 4.31 dice: 31 "Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios"

Nuestras oraciones pueden causar terremotos que cambien las cosas para siempre. Pero es necesario que llenemos la copa de oro, el incensario. Cuando Dios en su voluntad lo disponga lo derramara en respuesta a nuestras oraciones.