lunes, 6 de febrero de 2012

Cambiando las estructuras de pensamiento


"Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo". Hebreos 8.10

La meta suprema de Dios y, por lo tanto, de todo nuestro trabajo y de nuestra visión como iglesia, es que todos lleguemos a ser como Cristo, es por eso que nuestra visión esta bien delineada en el esquema de un edificio y para esto es necesario cambiar nuestras estructuras mentales por las de Dios.
Las estructuras de pensamiento en nuestra mente son las que determinan la forma en cómo vivimos. Todo lo que existe tiene una estructura (el átomo, las rocas, los árboles, el cuerpo humano, la mente, una pintura, una canción, el lenguaje).
La estructura mental de las personas está formada básicamente por conocimientos, sentimientos, vivencias, creencias, criterios, principios y valores morales, sociales y espirituales. Se forma básicamente en la infancia, sobre todo en los tres primeros años.
La estructura mental básica tiende a permanecer a lo largo de los años pero también evoluciona a medida que la persona adquiere nuevas experiencias. Los agentes principales en la formación de las estructuras de pensamiento en las personas, son los padres o la falta de ellos. La actitud, el ejemplo y el trato de los padres son determinantes.
Las estructuras de pensamiento determinan la dirección de nuestra vida. Muchas personas, insatisfechas o golpeadas por los fracasos, desean cambiar, pero les resulta difícil o imposible, debido a que nuestras conductas importantes son determinadas por la dinámica de nuestras estructura mental profunda, la cual desconocemos porque está instalada en el subconsciente.
Por ejemplo: una madre que le dice a su pequeña hija que nunca confíe en los hombres, porque son todos mentirosos. Esta es la forma en la que esta niña se va a relacionar con los hombres en su vida de adolescente, de joven y aún de adulta, por mas que quiera, nunca va a poder relacionarse de otra manera con los hombres, mientras su estructura de pensamiento no cambie. Para cambiar es necesario modificar aspectos estructurales de nuestra mente.
Cuando una persona tiene una estructura mental sólida, siente una fuerza interna incontenible que le impulsa a crecer, se activan la inteligencia y la creatividad y ve oportunidades que pasan desapercibidas a los demás. Pero, cuando la estructura mental es débil, la persona renuncia a todo lo que significa esfuerzo y riesgo y acepta el sometimiento y la mediocridad.
Pero sea cualquiera que sea nuestra estructura mental, sólida o débil, el propósito de Dios es cambiarla por la estructura de pensamiento de él mismo, es lo que está diciendo en el pasaje que citamos al principio: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré.
La única forma de poder cambiar nuestra vida, es teniendo la forma de pensar de Dios, el mismo apóstol Pablo dijo: 16Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo. 1 Corintios 2.16
Este es un privilegio que tienen solamente los hijos de Dios. Cuando uno nace de nuevo, empieza el proceso de conversión, y este proceso se dará proporcionalmente en la medida en que desarrollemos la mente que adquirimos al nacer espiritualmente, nada más ni nada Para esto es necesario hacer lo que dice el apóstol Pablo en Romanos 12.2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Lo que está diciendo este texto es que no nos amoldemos a la forma de pensar del mundo e incorporemos la forma de pensar de Dios, a esto él lo llama; renovación del entendimiento.
E inmediatamente empieza a describir cómo piensa Dios en determinados temas, como por ejemplo; la estima de cada uno, cómo debemos pensar de nosotros mismos:
3Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. Romanos 12.3
En los versículos que siguen, vemos una gran cantidad de formas o estructuras de pensamiento bíblicas y por lo tanto de Dios, que nosotros, como sus hijos, tenemos que incorporar y para esto debemos renunciar y destruir las estructuras viejas de pensamiento que están en contra de lo que el Señor quiere que vivamos.
9El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. 10Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. 11En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; 12gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; 13compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.
14Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. 15Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. 16Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión. 17No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. 18Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. 19No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. 20Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. 21No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.

Si realmente queremos hacer la voluntad de Dios, debemos ser como Cristo, y para ser como Cristo tenemos que incorporar su forma de pensar, y para incorporar su forma de pensar, debemos saber que es lo que él piensa y lo que él piensa lo encontramos en su palabra. Es para esto que leemos la biblia.
Para ayudarnos en este proceso, a partir del mes de marzo, vamos a estar comenzando una campaña para leer toda la Biblia de corrido en un año. Espero que al finalizar esta campaña podamos decir como dijo el apóstol Pablo:
"Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí." Gálatas 2.20
 
Aquí les dejo algunas sugerencias de cómo pasar un tiempo devocional o un tiempo a solas con Dios.
 

Primero:
Busca la presencia de dios con alabanza y oración. Marcos 1.35; Lucas 5.16
Segundo:
Escucha la voz de Dios por medio de la lectura de la Biblia. Salmo 46.10; juan 10:3-5.
Tercero:
Conversa con el Señor por medio de la meditación. Josué 1.8; Salmo 1.2
Cuarto:
Escribe todo lo que el Señor te muestre y te enseñe durante tu meditación. Apocalipsis 1.19.
Quinto:
Obedece la voz del Señor por medio de la aplicación. Salmo 119.33-34; Santiago 1.22
Sexto:
Intercede en oración, por ti, por tu iglesia, y nuestro país. Mateo 6.6
Séptimo:
Sal y camparte con otros lo que Dios te habló. Hechos 20.35
menos que la mente de Cristo.

Verdadero hombre - Verdadero cristiano.

“Y estando en la condición de hombre, se humilló a Sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre”.
(Filipenses 2:8-9).
Ante el desafío de ser como Cristo, he escuchado innumerables veces decir a diferentes personas: “ah bueno… que vivo!, pero Jesús era Dios”.
Si nosotros pensamos que Jesús sólo tenía una máscara de hombre en vez de ser un verdadero ser humano, entonces, no solo que estamos diciendo una herejía, sino que también hemos perdido la capacidad de entender cuál es el propósito de Dios para nuestras vidas.
Debemos saber que Cristo se hizo como yo, para que yo pudiera ser como él. Es justamente la humanidad de Jesús la que nos enseña cómo debemos vivir en este mundo. Él es el modelo al que debemos seguir e imitar.
Pero la verdad es que si Jesús no vive en nosotros a través de su Espíritu Santo, nunca vamos a poder ser como él.
Lo que diferencio a Jesús de los demás, no fue el hecho de que él era un “superhombreDios”, lo único que lo diferenciaba de los demás era el hecho de que Dios, a través de su Espíritu, estaba con él.
Él mismo dijo: “Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque Yo hago siempre lo que le agrada” (Juan 8:29).
El secreto para que Dios esté con nosotros, está en lo que dice el versículo que leímos al principio; estando en la condición de hombre, se humilló y se hizo obediente. Esta es la clave para nuestra vida, mientras estemos en la condición de hombre debemos humillarnos y hacernos obedientes.
Es lo que dice Pedro en su primera carta capitulo 5 verso 6: Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo.
Si queremos ser como Cristo, debemos empezar por donde Él empezó; “HUMILLACION” y para humillarnos debemos hacernos “OBEDIENTES”, la obediencia total y absoluta sin límites, siempre nos llevará a la humillación, y eso al Señor le agrada.

Al Señor no le interesa tanto que te realices en la vida o que hagas muchas cosas por Él, ni siquiera que ganes el mundo para Él. Al Señor solamente le interesa que seas obediente, aunque sea necesaria la humillación, porque será solo entonces que Dios te exaltará.