sábado, 5 de enero de 2013

Fiel es Dios.



"4Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; 5porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; 6así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, 7de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; 8el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. 9Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor." (1º Corintios 1:4-5)
Cuando uno empieza a leer la carta a los Corintios y lee versículos como estos seis que hemos leído, nunca se esperaría el desenlace de lo que el apóstol Pablo va a seguir desarrollando. Después de estas palabras alentadoras, Pablo va usar su pluma para corregir duramente la conducta de los hermanos en Corinto.
La iglesia de Corinto era una iglesia que tenía graves   problemas. Contaminada con la inmoralidad sexual, dividida por facciones que se llevaban a juicio en los tribunales, y traumatizada por el abuso de los dones espirituales, esta iglesia necesitaba someterse a una cirugía espiritual radical.
Si querían ser verdaderamente creyentes en Cristo y reflejarlo a él, entonces tenían que dejar de seguir la inmoralidad, el egoísmo y la vía contenciosa de sus vecinos paganos en Corinto, la ciudad notoriamente inmoral de la época.
¿Qué hacer con una iglesia así? ¿Cuál sería el remedio para esta enfermedad que estaba matando la iglesia del Señor en ese lugar?
Se puede sentir la gravedad en las severas palabras de Pablo a los corintios. Sin embargo, como un cirujano, Pablo diagnosticó el problema y dirigió sus esfuerzos a la fuente misma: la soberbia y la falta de verdadero amor en la iglesia.
Salvando la distancia y la gravedad de la iglesia de corinto con la nuestra, o con cualquier otra, la realidad es que en la iglesia siempre hay y van a haber problemas, graves, más graves menos graves, pero problemas al fin.
Es muy interesante como el apóstol Pablo comienza a enfrentar el problema. Como un médico que tiene que enfrentarse a una importante infección, Pablo comienza con  la medicación más fuerte para contrarrestar la enfermedad; la acción de gracias…
La acción de gracias que Pablo ofrece a Dios por los corintios parece fuera de lugar, si se considera los muchos problemas de la iglesia. Sin embargo, Pablo dirige su alabanza no a los corintios sino al Dios que es eternamente fiel.
Pablo no elogia a los corintios por sus buenas obras como lo hace con otras iglesias; alaba al Dios que obra en ellos a pesar de todo y les dio una gracia en Cristo superabundante e inmerecida compuesta por una prosperidad integral “enriquecidos en todas las cosas”.
La situación de los corintios, pone de relieve lo que la palabra enseña constantemente; somos salvos por gracia, somos bendecidos por gracia, somos usados por gracia, todo es por gracia. No había nada de bueno en los corintios para que Dios derramara semejante gracia, si ustedes se fijan, esta gracia estaba compuesta por cosas tremendas, según la lista de estos versículos estaba compuesta por:
a.      Enriquecimiento en todo.
b.      Enriquecimiento en toda palabra.
c.       Enriquecimiento en toda ciencia.
d.      Confirmación del testimonio de Cristo en ellos.
e.      Todos los dones.
f.       Esperanza de ser salvos  cuando Jesucristo vuelva.
g.      Confirmación hasta el fin a través de Cristo.
h.      Hechos irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo.
i.        Llamados a la comunión con Jesucristo.
Si uno mira los pecados y los errores de los hermanos, lo más probable es que quiera ahorcar a alguno, pero cuando uno mira la gracia de Dios sobre la vida de las personas, no le queda otra que dar gracias.
Cuando nos enfocamos en las faltas de la gente, pronto se desvanece la esperanza y llega el desaliento. Pero cuando nos enfocamos en el Señor, su gracia y fidelidad, aun la hora más oscura puede llenarse de alabanzas.
Estamos comenzando un nuevo año y siempre es bueno hacer un balance de nuestras vidas y cómo nos fue el año que ya paso. En este balance puede que el desaliento y la desesperanza ganen terreno en nuestros corazones si nos ponemos a mirar los problemas y las cosas feas que vivimos, pero si miramos la gracia nuestros corazones se llenaran de acciones de gracias, por la fidelidad de aquel que nos llamó a la comunión con Jesucristo.
El ejercicio que debiéramos hacer al comenzar este año, es descubrir cuanta gracia el Señor derramó sobre nosotros como iglesia durante todo este año y proclamar por fe sobre los problemas y los pecados lo que la fidelidad del Señor hizo y va a seguir haciendo durante este año.
Siempre que podamos demos gracias al Señor por todos, aún por aquellos que todavía no terminaron de crecer o madurar, por aquellos que nos hirieron o lastimaron, por aquellos que nos desilusionaron, por todos, como Pablo hizo por los corintios, él dio gracias aún por aquellos a quienes iba a amonestar con sus palabras duramente.
Creamos y pongamos nuestra fe y esperanza en aquel que dijo: “Yo edificaré mi iglesia”. Esa es la promesa y él es FIEL para cumplir aquellos que prometió.
DIOS HA SIDO FIEL Y SIEMPRE LO SERÁ.