jueves, 1 de julio de 2010

El camino a Emaús, el camino de la restauración

Dos de los discípulos, que no eran de los once, se dirigían a Emaús, tal vez de regreso, muy desanimado y triste, pensando que ya poco quedaba por hacer allí en esa gran ciudad donde se habían visto defraudados con su líder, tan especial, pero que había sucumbido a los poderes terrenales. Su desazón era comprensible porque según sus propias palabras: “… pero nosotros abrigábamos la esperanza de que era él quien redimiría a Israel…” su querida nación sojuzgada por el imperio romano. Por ello, tal vez eran los primeros que habían emprendido la retirada, el regreso a su pueblo de Galilea.


Este camino a Emaús se manifiesta o se presenta de dos maneras distintas; por un lado, vemos que este camino es un camino de desilusión y decepción; pero por otra parte vemos que, con la intervención de Jesús, se vuelve un camino de restauración. Y eso es lo que veremos hoy.


1. El camino de la decepción.


Primeramente veremos como el camino a Emaús se convierte en el camino de la decepción. Hay cinco características, que se distinguen en aquellos que están atravesando por este camino.


1) Se alejan. (v.13)


2) No ven. (v.16)


3) Hablan lo negativo. (v. 14,17)


4) Pierden las esperanzas. (v.21)


5) Manifiestan la incredulidad. (v.22-24)


2. El camino de la restauración.


Por otra parte vemos que este camino de decepción, se puede convertir en un camino de restauración, de renovación y de esperanza, con la intervención de Cristo resucitado.


1) Reconocer nuestro estado. (25)


2) Reconocer, aceptar y creer lo que dice la palabra. (v.26-27, 32).


3) Compartir con Cristo (su cuerpo, la iglesia). (v.28-30)


4) Ver a Jesús. (v.31)


5) Volver a Jerusalén. (v.33)


6) Hablar lo positivo. (v.34-35)


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