lunes, 11 de julio de 2011

Entrando en una nueva etapa


Orando en el Espíritu.


Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo… Judas 20


La mayoría de los líderes cristianos están esforzándose constantemente para encontrar nuevos métodos, nuevos planes, nuevas organizaciones para desarrollar y edificar la iglesia y asegurar crecimiento y eficiencia para el evangelio. Esta tendencia actual se inclina a perder de vista a la persona o a hundirla en el proyecto u organización. El plan de Dios es hacer mucho de la persona, mucho más de ella que de todo lo demás. Las personas son el método de Dios. La iglesia está en búsqueda de los mejores métodos, Dios busca las mejores personas. Juan 1:6 dice: “Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan”. La dispensación que anunció y preparó el camino para Cristo estaba ligada a este hombre, Juan.


Cuando Pablo apela al carácter personal de los hombres que sembraron el evangelio en el mundo, resuelve el misterio de su éxito. La gloria y eficacia del evangelio está asegurada en los hombres que lo proclaman. Cuando Dios declara que “Los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él” (2 Crónicas 16:9), lo que hace es declarar cómo opera su poder a través de los hombres en el mundo.


Esta es una verdad vital y urgente que esta era tecnológica está propensa a olvidar. Este olvido es tan perjudicial a la obra de Dios como sería que el Sol saliera de su órbita. Sobrevendrían oscuridad, confusión y muerte.


Lo que la iglesia necesita hoy no es más ni mejor tecnología, ni nuevas organizaciones ni más ni nuevos métodos, sino hombres y mujeres que el Espíritu Santo pueda usar, personas de oración, poderosos en oración. Hombres y mujeres que sepan orar en el Espíritu. El Espíritu Santo no fluye a través de métodos, sino a través de personas. Él no viene en la tecnología, sino en las personas. No unge planes, sino hombres y mujeres, hombres y mujeres de oración.


Extraído del libro “el poder a través de la oración” (Edward M. Bounds)


En esta nueva etapa en la que estamos entrando como iglesia, es necesario que desarrollemos una vida de oración mucho más comprometida y profunda.










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