jueves, 18 de septiembre de 2008

GRUPOS DE BENDICIÓN Y CRECIMIENTO - CONSEJOS para evitar riesgos


Una iglesia organizada por grupos tiene mayores ventajas que una tradicional. Sin embargo, no todo son rosas, ya que existen muchos riesgos que pueden llevar al fracaso y a la decepción tanto al pastor como a la iglesia. Para evitarlos, necesitamos constantemente supervisar nuestro trabajo y tener en cuenta estos peligros:

El riesgo de abandonar el programa básico.

A medida que pasa el tiempo y el programa nos resulte cada vez más familiar y rutinario, podemos vernos tentados a escuchar otras propuestas y novedades organizativas. Por ejemplo: Los informes, libros o artículos sobre iglesias con un ministerio espectacular pueden hacernos creer que necesitamos algo más impactante y diferente. Si nos desviamos, estaremos escribiendo el principio del fin.

Debemos mantener el programa básico, habiendo probado que:

1. Abandonar el programa por otras ideas.

Las buenas ideas no siempre ayudan.

Con demasiada frecuencia queremos adjuntar programas para ayudar a los grupos a tener éxito. Estos añadidos no son necesarios y lo único que hacen es sobrecargar de actividades al grupo y asfixiarlo. No se cuestionan aquí las ideas que otros han implementado con éxito, se cuestiona la irresponsabilidad de incorporar un sistema dentro de otro sistema sin un tiempo de preparación y un acuerdo consensuado.

2. Abandonar el programa para desarrollar otras actividades.

La tendencia es volver atrás y utilizar los grupos para desarrollar otras actividades, es uno de los peligros más frecuentes. Debemos tener presente que esto es devastador porque quitará el interés, el enfoque y la pasión que necesitan los grupos para crecer y lo pondrá en otro lugar. Es como cuando uno está cultivando una planta que necesita nutrientes y agua. Y mientras nos ocupamos de su mantenimiento, la planta crece, pero si la dejamos y nos dedicamos a otra cosa, nuestra planta se morirá. Eso es exactamente lo que pasa con los que se enfrascan con otras actividades.

3. Abandonar o cambiar el estudio bíblico inductivo.

Aquí debemos anticipar dos peligros. Primero, el peligro de dejar de estudiar la Biblia para compartir las ideas propias u otro tipo de literatura cristiana. Es lo mismo que hizo el pueblo de Israel antes de ser destruido, según lo advierte por medio del profeta Jeremías diciendo “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mi, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no contienen agua.” (Jeremías 2:13)

Por lo tanto, nunca, nunca se debería permitir un cambio tan nefasto y destructivo. Porque nada puede compararse a la santa y pura Palabra de Dios. Nada puede reemplazarla. El segundo peligro es que el facilitador asuma el rol de maestro o profesor diciéndoles a todos sus puntos de vista y sus criterios. Si lo hace, dejaría de guiar un estudio bíblico inductivo y se convertiría en una cátedra, y dañaría a la iglesia de dos maneras:
Primero, no permitiría que cada uno piense y saque sus propias conclusiones por sí mismo. El propósito del estudio es enseñar a pensar, a meditar y a interpretar las Escrituras.

Segundo, dañaría a la iglesia porque el grupo asumiría que para ser facilitador uno debe ser un maestro de la Biblia con un vasto conocimiento, y como eso lleva mucho tiempo, muy pronto nos quedaríamos sin facilitadores para hacerse cargo de los nuevos grupos.

No hay comentarios: