viernes, 10 de enero de 2014

No nos cansemos de hacer el bien



No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra. El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción; el que siembra para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna. No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.
Gálatas 6: 7- 10
Un año nuevo, nos habla de un nuevo comienzo, de nuevas propuestas, nuevos desafíos, nuevos proyectos, nuevas oportunidades para corregirnos. Es un tiempo para hacer evaluación y empezar con ganas.
En gálatas dice no nos cansemos de hacer el bien. Que linda palabra para empezar el año. Que buen motivo para hacer tesoros en los cielos. Cuanta necesidad de buenos gestos, de una sonrisa, de una palabra de aliento, cuanta necesidad de una palabra afable, de un silencio en medio de la discusión, cuanta necesidad de una mirada que exprese “acá estoy, que estas necesitando”.
Pensando en todo el tragín de las cosas, las corridas de las fiestas, los preparativos de fin de año, los regalos que comprar, etc, pensaba en cuanto pasamos por alto a quienes más amamos, o cuanto retamos a nuestros hijos porque se transforman en un estorbo en nuestra organización.

Cada uno cosecha lo que siembra, paremos un poco de toda la vorágine de este tiempo y cuando hagamos nuestros proyectos, cuando nos sentemos a ponernos metas pensemos en aquellos que nos necesitan y que no solo piden lo indispensable para vivir sino también un tiempo para escucharlos, un tiempo para darles un abrazo, un momento para sonreírles. No sabemos que pasa por la cabeza de un niño pero si sabemos que lo que sembramos en ellos es lo que vamos a recoger, quizá en el cielo y no en la tierra. Mejor en el cielo que en la tierra. Sembremos para cosechar en ellos una palabra de aliento, una sonrisa, un silencio. Sembremos para cosechar la preciosa satisfacción de ver en ellos eso que en este tiempo le enseñamos. Cuanto más los padres. Si hasta ahora no has hecho nada o sentís que lo que hiciste está mal este es un tiempo de nuevo comienzo. Nunca es tarde para pedir perdón y volver a empezar. Jesús se brindó a los jóvenes, a los niños y también a los mayores. Solo se requiere de humillación, aún para comenzar de nuevo con nuestros hijos.
Pongamos en nuestras metas para el próximo año el brindarle a los más indefensos nuestra protección, nuestro cariño, nuestro comprensión. No nos cansemos de hacer el bien, cosechemos en ellos los frutos de un corazón entregado, seamos ejemplo de buenas obras. Si contestamos mal, contestemos bien, si decimos malas palabras, dejemos de hacerlo, si mentimos, juguémonos por decir la vedad, si no escuchamos hagamos un cambio y prestemos el oído y el interés. Eso es sembrar para cosechar vida eterna y no para nuestra naturaleza pecaminosa. Ánimo, no desmayemos, no nos cansemos de hacer el bien porque en definitiva es alegría para nuestra alma. Pensemos en Dios que en todo momento está.
Nunca desaprovechemos el tiempo para enseñar porque los días son malos. Después de todo Dios es el que juzga.
Que este sea un año diferente, hagamos una mirada introspectiva y pongámonos en manos del alfarero, somos suyos.

No hay comentarios: