martes, 5 de marzo de 2013

Lo increíble de ser cristiano…



26Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.
Hechos 11.26
Estamos viviendo, como iglesia, un tiempo muy especial, donde el Señor se manifiesta cada vez más en nosotros mostrándonos su voluntad y deseo, pero también nos revela contra las cosas y los espíritus con los cuales debemos enfrentarnos y batallar. Realmente es maravilloso.
Y todo esto lo hace con el propósito de que su iglesia siga siendo edificada para poder manifestarse a través de ella al mundo. Esta declaración puede sonar muy romántica y hasta presuntuosa. Pero qué es lo que verdaderamente estamos diciendo.

La iglesia es edificada por el Señor a través de las personas que la componen. La vida de las personas formando el templo santo del Señor es el lugar propicio para que el Señor se muestre al mundo para salvación.
Por lo tanto, los cristianos deberán ser cristianos… y a esto a lo que quisiera referirme en este momento.
No podemos ser cristianos y vivir en armonía con el mundo, ya que justamente el mundo está en total oposición a Dios, a sus hijos y a su palabra.
O como bien dice A. W. Tozer: En el corazón del sistema cristiano se haya la cruz de Cristo con su paradoja divina. El poder del Cristianismo aparece en antipatía hacia, y nunca de acuerdo con, los caminos del hombre y su naturaleza caída. La verdad de la cruz es revelada en sus contradicciones. El testimonio de la iglesia es más efectivo cuando declara en lugar de explicar, porque el evangelio va dirigido no a la razón sino a la fe. Lo que se puede probar no necesita de la fe para ser aceptado. La fe descansa en el carácter de Dios, no sobre los resultados del laboratorio o de la lógica. La cruz se opone firmemente al hombre natural. Su filosofía se mueve contrariamente a la mente que no ha sido regenerada, por eso Pablo pudo decir tajante: “La palabra de la cruz es locura a los que se pierden”. Tratar de encontrar un lugar común entre el mensaje de la cruz y la razón del hombre natural es tratar con un imposible, y si se persiste en ello el resultado es una cruz innecesaria y un Cristianismo sin poder.
El cristiano es verdadero cristiano cuando vive a Cristo en su casa, con su esposa, con sus hijos, en su trabajo, etc. esto lo hace poniendo en práctica las enseñanzas de Cristo y Sus apóstoles.

El cristianismo es el mundo del revés, ya que según la razón humana, tiene muchas contradicciones:
Para vivir, realmente tiene que morir.
Para salvar la vida, la tiene que perder.
Para tener todo, tiene que despojarse de todo.
Para caminar firme sobre la tierra, tiene que estar senado con Cristo en los cielos.
Para ser exaltado, tiene que humillarse.
Está en el mundo, pero no es del mundo.
Es pobre, pero lo posee todo.
Es débil, pero así es la única manera de ser fuerte.
No sabe nada, pero tiene toda la sabiduría del cielo.
No tiene capacidad para hacer nada, pero todo lo puede.
Es consciente de su pecado, pero no puede dejar de ser santo.
Se goza cuando sufre.
Se cree menos que nadie, pero es el que Dios más escoge.

En fin como dice Tozer: Como el halcón nocturno, el cual en el aire es la esencia de la gracia y la belleza pero en tierra es torpe y horrible, así es con el cristiano que se presenta en su mejor estado en los lugares celestiales pero no se adapta a las maneras de la sociedad en la cual nació.
Esta paradoja de la vida cristiana es lo que marca la diferencia entre quién es cristiano y quién no lo es.  El verdadero cristiano no encuentra satisfacción en la realización personal, no busca hacer lo que le agrada, no quiere pasarla bien o disfrutar.
Es únicamente en la presencia de Dios donde se siente verdaderamente completo, satisfecho y realizado, más aun no existe otro lugar mejor para él que en su presencia.  Por eso antes de hacer nada o reaccionar ante las circunstancias de la vida, lo primero que hace es adorar...
Y a través de ese tiempo de adoración, su vida es transformada, renovada, fortalecida, para seguir siendo edificado formando parte del templo del Señor a través del cual Él se va a manifestar con su gracia y misericordia al mundo.
El verdadero cristiano, rechaza toda esperanza fuera de Cristo porque sabe que el más noble esfuerzo humano es solo polvo edificado sobre polvo.
Verdaderamente es maravilloso ser cristiano, ya que la esencia de él, es la misma que la de Cristo.

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