En este último mes
del año, precisamente despidiendo el año viejo y recibiendo el nuevo, siempre
escucho las mismas cosas, “no veo la hora de que este año se termine”, como si
al terminarse el año algo mágico sucediera y todos nuestros problemas y dificultades
murieran con el año viejo. Es que uno tiene muchos deseos verdaderamente de que
muchas cosas que nos angustian o ponen mal verdaderamente se terminen.
La palabra enseña que
las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas, Jesús mismo enseñó que no
se puede poner remiendo nuevo en paño viejo, ni poner vino nuevo en odres
viejos. Evidentemente hay cosas viejas que no son compatibles con las
nuevas. Y el Señor constantemente está
haciendo cosas nuevas… Isaías 43.19 dice: 19He
aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz…
Ahora, si bien esto
dicho anteriormente es cierto, también existe una verdad muy importante que
debemos tener en cuenta para nuestra vida en este nuevo año que comienza y es
la riqueza que encontramos en las experiencias de las cosas ya vividas; en esta
instancia no todo lo viejo es desechable sino aprovechable.
Tengo una agenda
nueva para este nuevo año y cuarenta y cinco años de experiencias para volcar
en ella. El vino para que sea bueno hay que dejarlo reposar y contra más añejo
mejor. Si bien el vino nuevo no se pone en odres viejos, de todas maneras hay
que dejarlo reposar, y al pasar el tiempo el vino que era nuevo se añejo y el
odre, que era nuevo, se hace viejo… esto es una comparación con nuestra vida;
al pasar el tiempo nuestro cuerpo envejece, pero nuestro espíritu se enriquece.
2 Corintios 4.16 dice: 16Por
tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va
desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.
Nuestra vida es como
el vino, lo de afuera se hace viejo, y lo de adentro añejo y contra mas añejo
mejor…
Si bien Dios va a
hacer algo nuevo, lo va a hacer en base a lo que ya viene haciendo, si leemos
bien, otra vez, el pasaje de Isaías 43:19 dice: que él va a hacer algo nuevo en
base a lo que ya había hecho antes… Otra
vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.
Ese “otra vez” indica
algo que ya había hecho, o sea algo viejo, histórico, que ya había pasado, sin
embargo Dios lo usa para hacer algo nuevo.
La Biblia también enseña
que no debemos desaprovechar los consejos de nuestros ancianos, ya que por los
años vividos han adquirido mayor sabiduría, la cual nos puede ayudar a vivir de
una mejor manera.
El Salmo 90:12 dice: Enséñanos de tal modo a contar nuestros
días, que traigamos al corazón sabiduría.
Si bien las cosas
viejas pasan y todas son hechas nuevas, sería un desperdicio que pasen sin
sacarles ningún provecho, ya que de todo lo bueno y lo malo que vivimos podemos
aprender a vivir mejor, la misma palabra nos enseña que, a los que aman a Dios,
todas las cosas le ayudan a bien. O sea que todo lo que vivimos puede ser
provechoso si filtramos a través de Dios y su palabra.
Dios puede aún
utilizar todas nuestras experiencias vividas para su obra y para bendición de
muchas más personas. 2 Corintios 1.4 dice: 4el
cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también
nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la
consolación con que nosotros somos consolados por Dios.
Dios no desecha
ninguna de nuestras experiencias, sino que las recicla y las pone en
funcionamiento para hacer su obra, y de esta manera lo viejo se hace nuevo en
una forma totalmente diferente a lo que era antes. Yo antes no podía hablar de
mis experiencias traumáticas que viví en mi infancia y juventud, pero una vez
que el Señor hizo nueva mi vida, ahora todas esas experiencias las uso como una
herramienta para compartir mi fe en Jesucristo y ayudar a otros que están
pasando por lo mismo que yo pase.
Jesús enseñó en Mateo
13.52 lo siguiente: Él les dijo: Por eso todo escriba docto en
el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su
tesoro cosas nuevas y cosas viejas.
La vida se renueva
constantemente, la primavera tapo con su verde el gris que el otoño dejo. La
abuelita de María Amor partió y llegó Ambar. Y la vida se sigue abriendo
caminos nuevos trazados sobre los viejos suelos de las experiencias.
Aún nuestra fe, es
una fe histórica, creemos en la renovación y los avivamientos, pero nuestro
fundamento esta puesto en la historia de Jesús que fue profetizado y predicado
por la vieja religión judía miles de años antes de que él llegara. Y lo viejo
se hizo nuevo en Cristo.
Por lo tanto no
debemos desechar todo lo viejo, el mismo Dios nos recomienda a través del
profeta Jeremías lo siguiente: 16Así
dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas
antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para
vuestra alma. (Jeremías 6.16)
Para poder proyectarnos
hacia el futuro debemos mirar el trayecto ya recorrido para saber bien para
dónde debemos seguir.
Seguramente en este
año que está terminando has vivido muchas cosas buenas y otras tantas malas,
con este año que termina y muere, también deberían morir algunas cosas viejas
que no tienen que pasar de ninguna manera para este nuevo año que comienza;
viejos rencores, viejos pecados, viejas amarguras, heridas, etc. no dejes que
estas cosas contaminen lo nuevo que el Señor quiere hacer para este nuevo año
que comienza; pero sería un desperdicio que desechas con estas cosas viejas la
experiencia de aprendizaje que adquiriste al haber vivido semejantes cosas.
Debemos aprovechar
todo, recicla todo, no desperdicies nada, porque en Cristo todo sirve para su
gloria.
14He entendido que todo lo que Dios
hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo
hace Dios, para que delante de él teman los hombres. 15Aquello
que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó. (Eclesiastés
3.14-15)
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