martes, 1 de mayo de 2012

Buscar y Salvar ( Parte I )


“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” Lucas 19:10
¿Cuál es la razón por la cual a muchos cristianos les cuesta evangelizar?
Jesús dijo de sí mismo que él vino a “buscar y Salvar” lo que se había perdido, y de la misma manera, envió a todos aquellos que creen en él. Básicamente la mayoría de los cristianos saben que el evangelismo es la tarea principal en sus vidas, pero, porqué no lo hacen.
Contaba el misionero J. Hudson Taylor acerca de un pastor chino, lo siguiente. Se encontró el pastor con un recién convertido, a quien le preguntó: —Joven, ¿es cierto que hace apenas tres meses que conoce al Señor?
—Sí, felizmente es cierto.
—¿Y cuántas almas ha ganado para Jesús? —le preguntó el pastor.
—¡Oh! —exclamó el recién convertido—, pero si apenas estoy aprendiendo, y hasta ayer pude conseguir un Nuevo Testamento completo.
—¿Usa usted velas en su casa?
—Sí señor.
—¿Y espera usted hasta que la vela se haya consumido hasta la mitad para que empiece a alumbrar?
El joven convertido comprendió la lección y empezó a trabajar. Y antes de seis meses ya se habían convertido, por él, algunos amigos y vecinos. Habiendo oído a Jesús, Mateo no perdió tiempo; cuando la samaritana se encuentra con Jesús, corre al instante a anunciarlo a sus vecinos. ¿Y usted, hermano, qué espera? (S. S. T.)[1]
Quiero a través de estas pocas líneas tratar de responder a la pregunta del principio de este artículo. ¿Cuál es la razón por la cual a muchos cristianos les cuesta evangelizar?
En realidad no hay una sola razón, podríamos responder de muchas maneras, pero solo quiero detenerme en dos razones principalísimas de porqué los cristianos no evangelizan.

La primera razón.

Los nacidos en la iglesia pero no en el Reino.

No se le puede pedir peras al olmo…
El olmo es un árbol increíble, la madera del olmo es fácil de trabajar, difícil de hendir y muy resistente a la putrefacción si se mantiene húmeda, por lo que se emplea en construcciones navales, pilotes de mina, y antiguamente era la preferida para hacer conducciones de agua. El olmo es uno de los mejores árboles de sombra, fácil de trasplantar  y de reproducir, ya que la semilla nace sin problema, si se siembra, al poco de madurar y sobre todo a los renuevos e hijuelos que producen sus raíces. Como vemos, es un árbol espectacular, tiene muchas propiedades muy buenas y útiles, pero el fruto que da, no es ni parecido a la pera y ni siquiera es comestible.
La iglesia muchas veces se parece a un jardín lleno de árboles frutales, hay de todo, pero no todos dan el mismo fruto, Jesús mismo lo enseño;
43No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. 44Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. 45El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.[2]
A la hora de responder a la pregunta que nos atañe, como primera razón, habría que decir que solamente aquellos que nacieron de nuevo, en el Reino de los Cielos, son los verdaderos portadores de la semilla reproductora del evangelio. Y que de una manera natural y espontanea comparten con otros aquello que transformo sus vidas, que no es nada más ni nada menos que la persona de Jesucristo.
El problema, creo que radica en el hecho de que mucha gente que viene a nuestras iglesias, no nacieron de nuevo en el Reino de los Cielos, sino que nacieron en la iglesia, con esto de que nacieron en la iglesia quiero decir aquellas personas que por diferentes razones o como diría un amigo mio, por razones dudosas, están en la iglesia. Muchos están porque encontraron un buen grupo de amigos, otros solucionaron el problema de la soledad, otros porque se sienten amados y bien atendidos, otros porque, justamente nacieron en la iglesia, o sea, son hijos de creyentes.
Todas estas personas, o la gran mayoría, aprenden a comportarse de una manera acorde al grupo, por supuesto para no ser rechazados, entonces, usan el mismo vocabulario, imitan la vestimenta, las costumbres, cumplen con todos los requisitos, y hasta llegan a ocupar puestos importantes dentro de la iglesia y son muy buenas personas, muy capaces y útiles en la diferentes tareas de la comunidad; pero como en el caso del olmo, por más que sean muy buenos en muchas cosas, nunca podrán dar peras…
Entonces, los pastores o líderes, desafiamos, motivamos, exhortamos, etc. a un montón de olmos a que ya es hora de comenzar a dar peras, nos esforzamos con muy buenos mensajes, técnicas de evangelismo, nos llenamos de actividades evangelísticas, pero… no pasa mucho o en el peor de los casos no pasa nada. Aunque lo peor de lo peor sería que el pastor o el líder de evangelismo sea un olmo, esto sería el  colmo.
La cuestión, es una cuestión del corazón, si en nuestro corazón no esta la semilla de Dios, nunca podremos reproducirnos en otros discípulos de Cristo, ya que de la abundancia del corazón habla la boca, por lo tanto, si nuestras bocas no están hablando de Dios, tendríamos que preguntarnos si realmente hemos nacido de nuevo. 
23 Pues ustedes han nacido de nuevo, no de simiente perecedera, sino de simiente imperecedera, mediante la palabra de Dios que vive y permanece.[3]
La nueva vida comienza con una semilla que Dios siembra en el corazón; esta es la Palabra de Dios que “es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos” (Hebreos 4:12) . La semilla, regada por el Espíritu Santo, germina cuando uno la acepta por fe. Entonces esa simiente brota produciendo la nueva vida espiritual y reproduciéndose en otros discípulos de Cristo.
Uno de los síntomas de haber nacido de nuevo, es que damos frutos, frutos de arrepentimiento, frutos de una nueva forma de vivir, pero también de nuevas vidas ganadas para el Señor y para su gloria a través de la predicación del evangelio. Jesús mismo nos dio la clave para poder dar fruto para la gloria del Señor  en Juan 15.4-8
De manera que, la única forma de poder llevar fruto es permaneciendo en Cristo, pero cómo permanecer en Cristo si no nacimos de nuevo.
CONTINUA EN EL PRÓXIMO…


[1]Lerı́n, A. 500 ilustraciones (227).
[2]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Lc 6.43-45). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
[3]International Bible Society. (1979). Nueva Versión Internacional. (1 P 1.23). East Brunswick, NJ, USA: Sociedad Bı́blica Internacional.

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