Por otro lado, hay otros que no dicen abiertamente que no
les gusta la idea del Infierno, y lo sacan de su presentación del evangelio, y
anuncian a Dios como alguien que quiere dar una mejor vida a las personas, no
como un Juez Justo. Esto es igualmente errado.
Otros toman el Infierno como un medio para asustar a la
gente y llenar sus congregaciones. El pecador no debe llegar a Dios por miedo
de un castigo que a su parecer es injusto. Esto produce personas que por un
tiempo están en la iglesia pero luego se van.
La manera correcta y bíblica de hablar al respecto es
primero explicar la ley y la justicia de Dios, y luego explicar que el castigo
de Dios es infinito porque hemos ofendido a un Dios infinitamente Santo. Al
entender esto, hacemos que la justicia de Dios sea razonable para el hombre de
acuerdo a lo que le testifica su conciencia.
Luego magnificamos la gracia de Dios mostrada en la Cruz del Calvario, al sufrir
el Infierno que tú y yo merecemos, y al ofrecer salvación a todo hombre.
“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por
nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos
nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual
se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.”
Isaías 53.5-6
Entonces una persona debe huir a Cristo con un corazón
contrito, arrepentido y con lágrimas en sus ojos, buscando socorro sabiendo que
la Benignidad
de Dios está disponible en Jesús.
“¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia
y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?”
Romanos 2.4