jueves, 1 de septiembre de 2011

Entrando en una nueva etapa III.



La guerra espiritual. El modelo de ataque de Satanás

Pero Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel.

1 Crónicas 21.1

La primera ocasión en la que se menciona por nombre a Satanás es en 1 Crónicas 21.1. Este pasaje revela el intento de Satanás de arrastrar a David, un hombre de Dios, a la desobediencia para destruir al pueblo. Dicho pasaje sugiere una forma o patrón de actuación del diablo contra la humanidad que se repite a lo largo de toda la Escritura, puede observarse en el transcurso de la historia y es experimentado por creyentes hasta el día de hoy en todo el mundo. En esa forma de actuar podemos ver la estrategia más importante de Satanás, su objetivo principal y su propósito básico.

La estrategia, engañar

En primer lugar, descubrimos la estrategia más importante de tentación del diablo, el engaño. El escritor relata que Satanás «incitó a David a que hiciese censo de Israel» (v. 1). David, como su predecesora Eva, no tenía idea del origen de los pensamientos que de repente aparecieron en su mente. Y al meditar en ellos le parecieron correctos, lógicos y necesarios. Aunque su conciencia evidentemente le molestaba (v. 8), decidió seguir adelante con su plan. Lo que David se proponía estaba mal, tanto, que el propio Joab, comandante de su ejército que no era ningún santo, vio el error de su decisión y expresó su oposición a ella (vv. 2–4).

Estaba tan mal que cuando el juicio de Dios cayó sobre Israel, David supo que era culpa suya y de inmediato se arrepintió de su pecado (v. 8) confesando: «He pecado gravemente al hacer esto; te ruego que quites la iniquidad de tu siervo, porque he hecho muy locamente».

Aquí descubrimos lo que encontraremos a través de toda la Biblia. El pecado humano siempre tiene un origen doble. Procede de una fuente humana, las propias decisiones equivocadas, y de otra sobrenatural, la tentación de Satanás. El diablo es quien planta en la mente y el corazón del hombre las semillas de los malos pensamientos e imaginaciones, intensificando el mal que ya hay en él (Hechos 5.1–3; 1 Corintios 7.5; 2 Corintios 11.3; 1 Tesalonicenses 3.5; 2 Corintios 10.3–5; Filipenses 4.8).

El diccionario bíblico Vine dice que engañar significa en esencia dar «una falsa impresión». Esa es la forma en que Satanás se acerca a la gente y sin duda así fue como se aproximó al principio a sus congéneres, los ángeles, para guiarlos a la rebelión contra Dios.

Satanás casi siempre comienza con engaño, de ahí las advertencias de Pablo en 2 Corintios 11.3 y su mención de las maquinaciones del diablo en 2 Corintios 2.11. Sin embargo, una vez que Satanás tiene un pie dentro de la vida de una persona (Efesios 4.27), el engaño puede no ser ya tan importante y a menudo el diablo se quita la careta para atormentar y esclavizar aún más a su víctima.

El blanco, los líderes

En segundo lugar descubrimos su principal blanco para el engaño, los líderes. En el caso de aquellos que no aman a nuestro Dios, los ataca con engaño en todo nivel de liderazgo. Los líderes políticos, militares, económicos, educativos, sociales, familiares y de otras clases se convierten en el objetivo de sus falsedades. ¿Por qué? Porque son quienes controlan el destino de la humanidad.

Alguien ha expresado que si peca un hombre solitario, sólo él se ve afectado. Si peca un hombre de familia, su acción afecta a toda su casa. Si el pecado lo comete un dirigente local, toda la comunidad se resiente. Si es el líder que gobierna una determinada estructura social, toda la sociedad sufre las consecuencias. Si se trata de un dirigente nacional, su pecado afecta a toda la nación. Y si el culpable es un líder mundial todo el mundo resulta dañado. ¡Quién puede olvidar a Adolfo Hitler!

Cuando peca un líder del pueblo de Dios, es posible que una iglesia, una institución o un hogar cristiano resulte dañado o hasta paralizado. ¿Quién puede argumentar a esto? Todos somos en cierta medida víctimas de los actos pecaminosos de dirigentes cristianos utilizados por los medios de comunicación para el descrédito de la Iglesia de Dios.

El propósito, la deshonra

En tercer lugar descubrimos el principal propósito del engaño del diablo, deshonrar a Dios trayendo vergüenza e incluso juicio sobre sus hijos. Mediante el engaño de su dirigente David, Satanás acarreó descrédito sobre el pueblo de Dios y también causó de manera indirecta el juicio justo del Señor sobre sus propios hijos (v. 7).

De modo que en esta primera aparición de Satanás, con explícita mención de su nombre, descubrimos en la Escritura los rasgos principales de sus perversas maquinaciones contra Dios y su pueblo. El diablo es un engañador que busca seducir a los líderes del Señor para que cometan actos de desobediencia en Su contra para destruir a su pueblo. El objeto de su existencia es deshonrar a Dios y perjudicar a su pueblo. Lo que declara el resto de la Biblia, con relación al satanismo, no es más que una ampliación de estas características principales del campo sobrenatural perverso.

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