
Es por esto que debemos renovar nuestras fuerzas y la visión. Para poder tener éxito en la empresa que Dios nos dio como iglesia, es clave que todos y especialmente aquellos que están al frente de las deferentes áreas de la iglesia se comprometan y se entreguen por completo a la visión.
Sin un compromiso a la visión, la iglesia nunca podra avanzar y menos ganarle terreno al enemigo. Aquellos que no se entreguen a la visión, sin darse cuenta, se convertirán en un estorbo, una limitación para el desarrollo de la iglesia. Como bien dijo Jesús, el que conmigo no recoge desparrama. Es por esto que debemos renovar nuestras fuerzas y la visión de Dios para nuestra iglesia.
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