jueves, 2 de agosto de 2012

Lo de Dios y lo nuestro


35¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. 36Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega. 37Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega. 38Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores. (Jn 4.35-38)


En este pasaje vemos claramente la diferencia que existe entre lo de Dios y lo nuestro. Aquí Jesús nos muestra claramente como funcionan las cosas para él.
1.      
            Lo nuestro. No decís vosotros…?
Es muy común escuchar a la gente hablar sobre lo que hace para Dios. A los ojos y a la razón humana esto no tiene nada de malo, y en verdad, no lo tiene, pero eso no significa que sea lo que Dios quiere.
Cuanta razón y cómo me gusta lo que dice el canta autor cristiano Marcos Vidal en su canción “El verbo se hizo carne”.
Se acometen grandes empresas
En el Nombre de Jesús,
Nuevos héroes cristianos,
En olor de multitud,
Todo está bien calculado,
Calidad profesional,
Cuanto más alto lleguemos
Más podremos conquistar,
Y que noble sentimiento,
Pero que contradicción,
Que sirviendo al Maestro,
Nos traicione el corazón,
Y caigamos en la trampa
De la torre de Babel,
Que nadando en la abundancia
Olvidemos nuestra fe:
Cuantas veces pensamos que las cosas que estamos haciendo es lo que Dios quiere, pero en realidad no tenemos la seguridad de que así sea.
En un alto porcentaje, los cristianos, pensamos que tenemos en claro lo que estamos haciendo y diciendo. Como en el caso de los discípulos; Jesús les dice: “no decís vosotros”… o sea ustedes están diciendo algo que aseveran que es así, pero en realidad, esa no es la verdad, ustedes hablan como si supieran como funcionan las cosas, pero en realidad no lo saben.
En esta instancia debemos experimentar un profundo y verdadero arrepentimiento. No solo en el sentido de tener o sentir tristeza por el pecado. Sino también en un importante cambio en cuanto a nuestras ideas, formas de sentir y de pensar.
Arrepentimiento también es un cambio de mente. (Rom. 12.2) esto se llama “metanoia” Metanoia viene del griego μετανοῖεν, metanoien, que significa; cambiar de opinión, o de meta, arrepentirse. Su significado literal del griego denota una situación en que en un trayecto ha tenido que volverse del camino en que se andaba y tomar otra dirección. Esto habla de la transformación o conversión entendida como un movimiento interior que surge en toda persona que se encuentra confrontada por la diferencia de pensamiento entre Dios y ella. En tiempos de los primeros cristianos se decía del que encontraba a Cristo que había experimentado una profunda metanoia.
Este arrepentimiento tiene que ver con destruir nuestras estructuras y sistema de pensamiento, renunciar a nuestras ideas y filosofías en cuanto a la vida, a Dios, al ministerio, etc. aunque sean coherentes y aceptar lo de Dios, sin filtrarlo por ninguna forma de pensamiento humana; debemos empezar a construir una nueva coherencia dependiente pura y exclusivamente del pensamiento de Dios expresado en Su palabra.

2.      Lo de Dios. He aquí os digo…
Si estructuramos a Dios en una forma de actuar, porque en algún momento nos dio resultado,  nos estaremos distanciando de lo que él realmente quiere hacer,  encerrándonos en una eterna rutina de hacer cosas, creyendo que Dios obra de esa manera.
El libro de Jueces, en los capítulos 19 y 20, cuenta una historia terrible, donde la concubina de un levita es abusada toda la noche hasta morir por la gente del pueblo de Gabaa, que pertenecía a la tribu de Benjamín.  Cuando el pueblo de Israel se entera de lo que había sucedido le pide a los de Gabaa que entreguen a los hombres que hicieron esto para que mueran, ante su negativa, el pueblo de Israel consulta a Dios si va a subir a la guerra en contra de sus hermanos, a lo que Dios les dice que si. El primer día de batalla, habiendo consultado con Dios, tuvieron victoria. El segundo día, pensaron que iba a ser igual y salieron a la guerra contra la tribu de Benjamín pero tuvieron una gran derrota; entonces ahí se dieron cuenta de que habían salido sin consultar a Dios; lloraron, se arrepintieron y volvieron a consultar a Dios, habiendo consultado, Dios les da una nueva estrategia de guerra y así obtienen la victoria.
Esto significa que Dios no siempre obra igual. Al saber esto, no nos queda otra cosa que depender pura y exclusivamente de consultar a Dios en todas las cosas que debemos hacer. No es correcto decir, como aclaramos anteriormente, que hacemos cosas “para” Dios, en realidad, lo correcto es decir, las cosas que Dios hace a través mio.
El apóstol Pablo tenía bien en claro este concepto, que más que concepto, es una forma de vida. Él le escribe a los Romanos y les dice: 18Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras, 19con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo. (Ro 15.18-19).
En realidad no soy yo, sino Cristo a través de mí; sin embargo, tengo una participación activa y apasionada por lo que él está haciendo, no es que me convierto en un robot. El pasaje que leímos anteriormente continua con una declaración del apóstol que hasta parecería contradictoria: 20Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno. (Ro 15.20-21).
Si leemos dice bien, de esta manera me esforcé…!!! Podríamos decir; pero cómo no era que Cristo es el que hace a través de tu vida. Sí, él es el que hace la obra, toma la iniciativa, nos da el plan de acción, la fuerza, la sabiduría, los dones, etc. y nosotros nos convertimos en colaboradores…!!! Simples y eficaces colaboradores de lo que él está haciendo.
La cosecha ya está lista, pero no debemos hacer la tarea según nuestro parecer o nuestros métodos. Él ya tiene todo planificado e ideado de cómo, cuándo y dónde va a suceder todo, nosotros solamente seamos sensibles a su vos, obedientes a su palabra y estemos dispuestos a hacer su voluntad en todo. Aunque esto parece más difícil que tener un programa o un proyecto en donde estamos cómodos sabiendo todo lo que va a suceder, es mucho mejor y más maravilloso ver a Dios obrar, que tratar de llevar adelante todo nosotros mismos con nuestras fuerzas y capacidad.
En este tiempo, como iglesia, dediquémonos a descubrir que es lo que el Señor está queriendo hacer en este tiempo a través de cada una de nuestras vidas.
En Cristo…. Pastor Andrés González.

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