miércoles, 5 de agosto de 2009

Viviendo en comunidad...

El discípulo de Cristo debe aprender a vivir en comunidad, en medio de una sociedad individualista y exclusivista. El que recibe a Cristo como Salvador y Señor, sale de una estructura social caracterizada por el desmembramiento comunitario a causa del racismo, las rivalidades, la posición social o económica, las diferencias políticas etc., para entrar en otra estructura social, donde todos son hijos de un mismo Padre: Dios. Y por ser hijos de un mismo Padre son considerados “hermanos”, miembros de la familia de Dios; y de esta forma, forman parte de un mismo cuerpo, y por lo tanto “miembros los unos de los otros”.

En el libro “Creo en la evangelización” David Watson escribe:

“Una joven que encontró a Cristo viviente exclusivamente a través del amor de cada uno de los cristianos que la rodeaban, me dijo: “ Toda mi vida he deseado ser querida”. No había sido impactada por la religión que le habían ofrecido durante muchos años; tampoco había escuchado la palabra del evangelio ni había leído un libro evangélico por una carencia total de interés. Pero se encontró rodeada por un pequeño grupo de cristianos que la amaban y que se amaban unos a otros en su amor por el Señor Jesús, supo que había vuelto a casa. Estas relaciones profundas no son, por supuesto, fáciles de obtener ni mantener... debemos aprender a entregarnos unos a otros como estamos en Cristo. Debemos estar dispuestos a servirnos unos a otros y rendir nuestras vidas a los demás.” (Pág. 162.)

Para vivir en comunidad necesitamos cambiar nuestra forma de pensar y actuar. En Romanos 12:2 leemos: “no os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento...” lo que indica que la transformación o el cambio se produce cuando se renueva la comprensión.

Extraido de Didacticos cap. 6

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