"4Gracias doy a mi Dios siempre por
vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; 5porque
en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda
ciencia; 6así como el testimonio acerca de Cristo ha sido
confirmado en vosotros, 7de tal manera que nada os falta en ningún
don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; 8el
cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el
día de nuestro Señor Jesucristo. 9Fiel es Dios, por el cual
fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor." (1º Corintios 1:4-5)
Cuando uno empieza a
leer la carta a los Corintios y lee versículos como estos seis que hemos leído,
nunca se esperaría el desenlace de lo que el apóstol Pablo va a seguir
desarrollando. Después de estas palabras alentadoras, Pablo va usar su pluma
para corregir duramente la conducta de los hermanos en Corinto.
La iglesia de Corinto
era una iglesia que tenía graves
problemas. Contaminada con la inmoralidad sexual, dividida por facciones
que se llevaban a juicio en los tribunales, y traumatizada por el abuso de los
dones espirituales, esta iglesia necesitaba someterse a una cirugía espiritual
radical.
Si querían ser
verdaderamente creyentes en Cristo y reflejarlo a él, entonces tenían que dejar
de seguir la inmoralidad, el egoísmo y la vía contenciosa de sus vecinos
paganos en Corinto, la ciudad notoriamente inmoral de la época.
¿Qué hacer con una
iglesia así? ¿Cuál sería el remedio para esta enfermedad que estaba matando la
iglesia del Señor en ese lugar?
Se puede sentir la gravedad
en las severas palabras de Pablo a los corintios. Sin embargo, como un
cirujano, Pablo diagnosticó el problema y dirigió sus esfuerzos a la fuente
misma: la soberbia y la falta de verdadero amor en la iglesia.
Salvando la distancia
y la gravedad de la iglesia de corinto con la nuestra, o con cualquier otra, la
realidad es que en la iglesia siempre hay y van a haber problemas, graves, más
graves menos graves, pero problemas al fin.
Es muy interesante
como el apóstol Pablo comienza a enfrentar el problema. Como un médico que
tiene que enfrentarse a una importante infección, Pablo comienza con la medicación más fuerte para contrarrestar
la enfermedad; la acción de gracias…
La acción de gracias
que Pablo ofrece a Dios por los corintios parece fuera de lugar, si se
considera los muchos problemas de la iglesia. Sin embargo, Pablo dirige su
alabanza no a los corintios sino al Dios que es eternamente fiel.
Pablo no elogia a los
corintios por sus buenas obras como lo hace con otras iglesias; alaba al Dios
que obra en ellos a pesar de todo y les dio una gracia en Cristo superabundante
e inmerecida compuesta por una prosperidad integral “enriquecidos en todas las cosas”.
La situación de los
corintios, pone de relieve lo que la palabra enseña constantemente; somos
salvos por gracia, somos bendecidos por gracia, somos usados por gracia, todo
es por gracia. No había nada de bueno en los corintios para que Dios derramara
semejante gracia, si ustedes se fijan, esta gracia estaba compuesta por cosas
tremendas, según la lista de estos versículos estaba compuesta por:
a.
Enriquecimiento
en todo.
b.
Enriquecimiento
en toda palabra.
c.
Enriquecimiento
en toda ciencia.
d.
Confirmación
del testimonio de Cristo en ellos.
e.
Todos los
dones.
f.
Esperanza de
ser salvos cuando Jesucristo vuelva.
g.
Confirmación
hasta el fin a través de Cristo.
h.
Hechos irreprensibles
en el día de nuestro Señor Jesucristo.
i.
Llamados a
la comunión con Jesucristo.
Si uno mira los pecados
y los errores de los hermanos, lo más probable es que quiera ahorcar a alguno,
pero cuando uno mira la gracia de Dios sobre la vida de las personas, no le
queda otra que dar gracias.
Cuando nos enfocamos en
las faltas de la gente, pronto se desvanece la esperanza y llega el desaliento.
Pero cuando nos enfocamos en el Señor, su gracia y fidelidad, aun la hora más
oscura puede llenarse de alabanzas.
Estamos comenzando un
nuevo año y siempre es bueno hacer un balance de nuestras vidas y cómo nos fue el
año que ya paso. En este balance puede que el desaliento y la desesperanza
ganen terreno en nuestros corazones si nos ponemos a mirar los problemas y las
cosas feas que vivimos, pero si miramos la gracia nuestros corazones se
llenaran de acciones de gracias, por la fidelidad de aquel que nos llamó a la
comunión con Jesucristo.
El ejercicio que
debiéramos hacer al comenzar este año, es descubrir cuanta gracia el Señor
derramó sobre nosotros como iglesia durante todo este año y proclamar por fe
sobre los problemas y los pecados lo que la fidelidad del Señor hizo y va a
seguir haciendo durante este año.
Siempre que podamos
demos gracias al Señor por todos, aún por aquellos que todavía no terminaron de
crecer o madurar, por aquellos que nos hirieron o lastimaron, por aquellos que
nos desilusionaron, por todos, como Pablo hizo por los corintios, él dio
gracias aún por aquellos a quienes iba a amonestar con sus palabras duramente.
Creamos y pongamos
nuestra fe y esperanza en aquel que dijo: “Yo edificaré mi iglesia”. Esa es la
promesa y él es FIEL para cumplir aquellos que prometió.
DIOS HA SIDO FIEL Y
SIEMPRE LO SERÁ.